Lo de la salud venía a cuento de una bronquitis que me provoqué sustituyendo mis ansias de libertad, mi necesidad (temporal) de soledad, por el consumo de tabaco que quemo a diario. Este sería, a grosso modo, el diagnóstico de Thorwald Dethlefsen (licenciado en psicología) y de Rüdiger Dahlke (doctor en medicina y psicoterapeuta). Según sus investigaciones…. "No hay una diversidad de enfermedades curables, sino una sola enfermedad determinante del <<mal-estar>> del individuo". En su Libro La enfermedad como camino (Plaza&Janés, 315 páginas) analizan el significado de los quebrantos más habituales de la salud, con un lenguaje comprensible y continuas referencias y reflexiones de filósofos imprescindibles. Todos los síntomas tienen un sentido profundo para la vida de la persona: nos transmiten mensajes del ámbito espiritual, y de su adecuada interpretación dependerá nuestra capacidad de recuperación.
Así empieza el prólogo escrito por los autores:
"Este libro es incómodo porque arrebata al ser humano el recurso de utilizar la enfermedad a modo de coartada para rehuir problemas pendientes. Nos proponemos demostrar que el enfermo no es víctima inocente de errores de la naturaleza, sino su propio verdugo. Y con esto no nos referimos a la contaminación del medio ambiente, a los males de la civilización, a la vida insalubre ni a "villanos" similares, sino que pretendemos situar en primer plano el aspecto metafísico de la enfermedad. A esta luz, los síntomas se revelan como manifestaciones físicas de conflictos psíquicos y su mensaje puede descubrir el problema de cada paciente."
En el último capítulo formulan una pregunta que probablemente nos haríamos una vez llegados a ese punto:
- "Y ahora que ya sé todas estas cosas, ¿qué tengo que hacer para curarme?
- ¡Abrir los ojos!" es la respuesta, según ellos.
NOTA: la palabras o frases en azul, en los textos, siempre son enlaces que complementan la entrada.
Así empieza el prólogo escrito por los autores:
"Este libro es incómodo porque arrebata al ser humano el recurso de utilizar la enfermedad a modo de coartada para rehuir problemas pendientes. Nos proponemos demostrar que el enfermo no es víctima inocente de errores de la naturaleza, sino su propio verdugo. Y con esto no nos referimos a la contaminación del medio ambiente, a los males de la civilización, a la vida insalubre ni a "villanos" similares, sino que pretendemos situar en primer plano el aspecto metafísico de la enfermedad. A esta luz, los síntomas se revelan como manifestaciones físicas de conflictos psíquicos y su mensaje puede descubrir el problema de cada paciente."
En el último capítulo formulan una pregunta que probablemente nos haríamos una vez llegados a ese punto:
- "Y ahora que ya sé todas estas cosas, ¿qué tengo que hacer para curarme?
- ¡Abrir los ojos!" es la respuesta, según ellos.
NOTA: la palabras o frases en azul, en los textos, siempre son enlaces que complementan la entrada.