sábado, 27 de diciembre de 2014

El día después.

Escultura: "Flywaterbags" de Ana Soler Ciudad de la Cultura (Santiago de Compostela)

Decididamente, el mejor atractivo que tiene  la noche buena es el día después. La sensación que me queda de haber salido airosa de la emboscada me gusta más que una copa de veuveclicquot. De los polvorones me como sólo la mitad.  Como de los restos de la batalla ya se encarga cenicienta, queda por delante un apacible día en el que levantarme tarde, deambular por la casa enfundada en un polar y zapatillas haciendo lo imprescindible hasta la hora de sestear, perdiéndome el guión de la peli, es un puro placer dedicado al olvido en el que empiezo a pensar dos meses antes. En un gesto solidario, los restos de la cena sirven para la comida: es obligatorio reciclar los alimentos como manda el canon de la crisis y además llevo grabado en el coco eso de que para si quisieran otros nuestros despojos, las miguitas. La conciencia y todo eso. Si acaso, añado al menú un caldito descongelado donde tirar unos fideos, unas letras o sémola que reanimen el alma golfa.

Todo iba dentro de lo previsto, hasta la hora de comer. En una de las cucharadas, mediado el plato calentito,  ¡joder! casi me trago a   n i c o l a s. ¡Qué náusea! Mi gozo en un pozo. Estuvo en el portal dando la bienvenida al niño, leyó el mensaje real, se coló en las fotos familiares al lado del patriarca, en los chistes de wasa... Insaciable, se tuvo que zambullir hasta en mi sopa. Este tipo debe tener una misión imposible. Nunca pensé que yo fuese un personaje relevante, ni que acabaría nombrándole aquí. Pero también es verdad que todo cabe en la memoria de una geisha y la información es poder. Adiosgracias que no me lo topé entre las sábanas.

Me voy, que he quedado el miércoles con un viejo marchoso  y tengo que preparar el escenario para la celebración de su jubilación. ¡Agur!


domingo, 21 de diciembre de 2014

Cita ineludible.



Ya me olvidé de las escapadas de novacaciones del calor interminable de este verano  de la playa de la arena de la playa del mar del tabulé. Empiezo a olvidarme del otoño de sus ventiscas de sus lluvias de sus colores del sin-concierto de Joaquín de la seudo-pasión con Luis del derroche del black friday de sus musas d

Sonó el timbre. Un escalofrío desdibujó su figura debajo de la manta mientras Al Pacino se topaba con Ellen en una street de NY y quedaban para tomarse todo el café del mundo. Ya está aquí -renegó. Hay citas que nunca fallan. Se revolvió en el sofá. Sin abrir la puerta, le dio la bienvenida como una exquisita anfitriona. El nuevo inquilino entró como perro por su casa esbozando una sonrisa gélida. Se olfatearon. Se besaron por cortesía con un abrazo fingido y  se dispusieron a surcar  la noche más larga como dos tripulantes solidarios ante la tormenta que se avecina. Ochenta y nueve días de travesía por delante con mucho bogar y más bien poca sincronía, en busca de una tal prima vera: una bruja con fama de vida alegre, generosa y desinhibida que vuelve del derecho a unos y a otros los vuelve aún más del revés.


martes, 9 de diciembre de 2014

Un clavo saca otro clavo.




Estaba indignada por el plantón con el que Sabina nos ha ignorado al resto de adeptos,  a los no co-capitalizados. Pero con eso de la inesperada aparición de Luis en el camino me he venido tan arriba que no queda ni rastro de la zanja dejada por la puñalada. Lo siento  Joaquín, no sé si te cabrá el bombín en el escenario de Madrid y Barcelona... La devoción es un vivo sin vivir en mi, un no poder vivir sin ti  que en cualquier momento puede saltar al bando de  si te he visto no me acuerdo, cuando el milagro se hace de rogar para uno y ves con estupor cómo el fruto de tus plegarias aterriza en la puerta del vecino.

Demasiado tiempo de abstinencia, flaco. Esto es un recalentón sin premeditación pero con un alto grado de alevosía y, lo peor, sin retorno; con otra saliva  me curo la herida. Me entiendes, ¿no?. Es justo que cada cual busque una brasa que le derrita, sin necesidad de recurrir a las peligrosas microondas. Aquí no ha pasado nada y tan amigos.  Lo nuestro duró... lo que tenía que durar: ni una noche más ni un día menos. Fue intenso, largo, bonito y siempre nos quedará la música y los conciertos.

Slowly. Uy, ¡qué lapsus!, quería decir lo siento, en inglés.


Actualización 15 de Diciembre: Ni que decir tiene que siento en el alma lo que le ocurrió a Sabina, en su actuación en Madrid el pasado sábado. Ojalá el diagnóstico inicial no sea el definitivo y que sólo se trate de un agotamiento físico debido a la larguísima gira con la que "nos" ha querido deleitar. Ánimo, flaco!


jueves, 4 de diciembre de 2014

So Slowly.



Esta noche
Sin tu latido
Siento que me estoy perdiendo

Abrázame
Quiéreme
Slowly
Con alevosía

L. E. Aute


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Sucedió el 28 de Noviembre. Luis Eduardo Aute, el cantautor más sensual que yo recuerde, cerró su gira "El niño que miraba el mar"  aquí, en el desierto naranja. Dos horas de placer gratuito a un precio razonable; más de ciento veinte minutos rescatada del tedio, propulsada al séptimo cielo sin mediar vehículo alguno, más que un emisor de letras dulces y calientes deslizándose suavemente en busca de un receptor. Sintonicé alto y claro. Un logro que  aplaudo con las pestañas todavía encendidas. Me dejó el deseo tan licuado que, por una larga temporada, estoy... No sé cómo estoy. Un reencuentro memorable. "Que sepulten la utopía por las noches" porque, más de una,  "Voy a hundirme en los mares" y "de ninguna manera quiero olvidarte", Luis.