Flor que vuela.

…entonces, me llamó la atención su vuelo torpe y su mirada opaca; con un esfuerzo sobrehumano para mantener la compostura, de vez en cuando se dejaba caer lentamente, resbalando por el cristal como una gota de agua perdida de una tormenta, para luego remontar unos centímetros al son de un macabro baile que sólo ella era capaz de interpretar.

¿Qué haces aquí?… -Le pregunté extrañada, observando su color otoñal …¡¡con toda la hermosura que tienes ahí afuera!!.

Abrí la ventana por si, en un arranque  de coherencia, decidía salir y reponerse con la luz del sol. Pero no se movió. Ni siquiera hizo intención de dejarse llevar aprovechando la corriente de aire que entraba desde la puerta entornada.

La sentí agotada, consciente de que su vida emprendía, inevitablemente, las sombrías elipses de la recta final. Cerré cuidadosamente la ventana y me fui, dejando a la flor voladora en la intimidad del lugar elegido para su despedida.

Inconforme.

Pitanzas por caricias.

No puedo vivir sin placer. Una vez al año organizo la gran fiesta de los sentidos. Para este evento imprescindible  invierto 360 días, para poder disfrutar de apenas 5, 6 a lo sumo.

Utilizo habilidades que no eres capaz de comprender, sin embargo, no es cuestión de artimañas ni de pócimas extrañas, sólo se trata de mi instinto que se pone en marcha.

Yo misma elaboro los mejores tejidos, selecciono los adornos y elijo con esmero los colores que me sientan bien, sin olvidarme de las formas... hasta calculo el movimiento que ocasionará en mi la brisa, el sol, la lluvia o el viento.

No podrás sustraerte a mis encantos, a mi llamada, a mi invitación, y aunque te resistas, acudirás como un autómata bajo los efectos de un narcótico desconocido. Serás presa de un deseo loco, de una emoción incontrolable  contra la que no podrás hacer nada más que dejarte llevar. Tú, disfrutarás de las pitanzas que he elaborado para ti; Yo solamente quiero tus caricias y dejar sobre tu piel mis huellas.

La fiesta durará tres días y cuatro noches y no volveremos a vernos nunca más. Tú te irás, es tu destino; yo moriré, porque es el mío, habiendo cumplido mis más íntimos deseos.

  

Luz de poniente.

A veces mi sombra me precede. 

Puedes pensar que me estás viendo venir, sin embargo, mi cabeza, mis ojos, la mirada están lejos...en las coordenadas donde reposa su alma, y las cenizas en que se convirtieron su piel y sus huesos.

A veces desaparezco, absorbida por las moléculas que conforman el tejido del tiempo, atraída por el eco de un latido silente y profundo como un abismo. 

Sólo cuando regreso, me traigo conmigo energía suficiente para seguir. Un poco más, me digo, y parezco más alta, más tierna y más bella, y más viva también, más real, quizá...

Provisional.

Este espacio está encerrado en sí mismo, bajo los efectos de una astenia primaveral.

Enlazada.

Algunos recuerdos atan más que los nudos marineros.