jueves, 31 de octubre de 2013

¿Hay alguien ahí?.



Una red de mirada
mantiene unido al mundo,
no lo deja caerse.
Y aunque yo no sepa qué pasa con los ciegos,
mis ojos van a apoyarse en una espalda
que puede ser de dios.
Sin embargo,
ellos buscan otra red, otro hilo,
que anda cerrando ojos con un traje prestado
y descuelga una lluvia ya sin suelo ni cielo.
Mis ojos buscan eso
que nos hace sacarnos los zapatos
para ver si hay algo más sosteniéndonos debajo
o inventar un pájaro
para averiguar si existe el aire
o crear un mundo
para saber si hay dios
o ponernos el sombrero
para comprobar que existimos.

Roberto Juarroz


sábado, 26 de octubre de 2013

Ondas hechizanas.




 Hace mucho tiempo, encontré una preciosavieja radio a los pies de un contenedor de basura, en el mismo lugar donde hallé, también, el castillo de los sueños rotos. Seguro que no dice ni mu -pensé, eso es lo de menos para una amante de las ruinas. La limpié de dentro hacia afuera, y por fuera, toda ella,  hasta dejarla tan reluciente que pudiera darme el sí de pecho.  La enchufé y ¡sorpresa! emitía ruidos. Con el índice y el pulgar rebuscando en el dial,  escuché un tímido Ven a la 69puntoG ... Afiné un poco más. Entre interferencias y silencios, un sorprendente tiene el corazón una oficina me empujó a seguir intentándolo  da clas de morb Mesa ina ... vamos a soplar la ray del amanec ... sere tu confesion, tu pomada ... Ven ... si te da la espalda la almohada... Durante una semana perseguí aquella frecuencia hasta que conseguí fijarla.
No había más emisoras, ni hacia la derecha, ni hacia la izquierda. En el centro, en la 69.G  , la voz de un tipo convincente me ofrece compañía a cualquier hora. Hasta creo que me ve.

De vez en cuando se pierde la frecuencia modulada, pero enseguida la encuentro.


martes, 22 de octubre de 2013

Resucit'ando.



No resurjo de las típicas cenizas. Lo mío es una especie de recomposición de kachitos cuyo resultado es este collage de emociones que van llenando páginas un tanto dadaistas. Puede que parezcan así, sí, pero no están carentes de sentido: sé dónde tengo los pies, aunque dé la sensación de ignorar dónde he dejado la cabeza. Es posible que la coherencia tenga diferente significado para ti que para mi, y viceversa. VolVer no es un verbo que utilizo habitualmente porque, volver a secas, es imposible: ha pasado demasiado tiempo, y nada es igual en este pasillo en que vivo. Muchos amigos se fueron por distinto camino, tomaron otro rumbo, tenían metas, pájaros en la cabeza. Yo sigo sin tener un lugar adonde ir. Sigo girando a merced de todos los vientos mas no soy una veleta. La responsable de este desorden de ideas no es más que la ausencia...  una palabra tan culpable que no figura en ningún mapa, y no hay gps capaz de localizar su espíritu para intentar comprenderla. Sigo coleccionando besos, como quien reúne caracolas, y los voy esparciendo por ahí como si me sobraran, caigan donde caigan, sin ánimo de lucro. Me he quitado la escayola y esto que ves es lo que queda de mi: un cuerpo enjuto, alerones esqueléticos y la mirada puesta en el límite, buscando siempre la luz, después de aquel batacazo del que sólo recuerdo unas ruedas, un hola que era un adiós y unas alas espantando a la muerte.




martes, 15 de octubre de 2013

Noche 106.



Soy un garbanzo negro en medio del cocido: todas las miradas caen sobre él, pero todo el mundo lo aparte porsiacaso le estropea el bocado. Como la leyenda de la oveja negra, ¿quién puede asegurar que las raras no son las blancas?. En definitiva, me siento como un cuadro abstracto que sólo su autor comprende. Sin embargo, parafraseando a Wilde: No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí misma. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo misma, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo. Las últimas semanas han ido pasando sin pena ni gloria, sobre todo sin gloria. Llamo gloria a esos resultados positivos que uno suele obtener tras dejarse el alma en un empeño. Hay gente que por mucha perseverancia que ponga sólo suma desencantos, como si el karma existiese de verdad. ¿Existirá -me pregunto, la carga de hechos acaecidos en vidas anteriores, que desconocemos?. Hasta donde mi memoria alcanza, no recuerdo ninguna causa que tuviera que originar necesariamente estos efectos. También es verdad que uno no puede ser imparcial consigo mismo. ¿Debería, tal vez, inventar causas que equilibrasen la balanza?... Esto tendría resultados nefastos. Lo sé. Si algo resulta verdaderamente molesto a los animalitos de costumbres es que los saquen de su inamovible verdad: haber dicho siempre a todo sienta precedentes y a los otros no les entra en la cabeza oír un no de repente. No voy a rendirme. No quiero renunciar a practicar eso de no, no, no... aunque para consolarme siempre acabe pensando en aquella frase de película: "Hay gente que nace para cuidar, y gente que nace para que la cuiden". Sigo prefiriendo ser de los primeros, pero con moderación.


jueves, 10 de octubre de 2013

Rosalías.



Meditación en el umbral

No, no es la solución
tirarse bajo un tren como la Ana de Tolstoy
ni apurar el arsénico de Madame Bovary
ni aguardar en los páramos de Ávila la visita
del ángel con venablo
antes de liarse el manto a la cabeza
y comenzar a actuar.
Ni concluir las leyes geométricas, contando
las vigas de la celda de castigo
como lo hizo Sor Juana. No es la solución
escribir, mientras llegan las visitas,
en la sala de estar de la familia Austen
ni encerrarse en el ático
de alguna residencia de la Nueva Inglaterra
y soñar, con la Biblia de los Dickinson,
debajo de una almohada de soltera.
Debe haber otro modo que no se llame Safo
ni Mesalina ni María Egipciaca
ni Magdalena ni Clemencia Isaura.
Otro modo de ser humano y libre.
Otro modo de ser.

Rosalía de Castro.