domingo, 22 de abril de 2012

Gira-sol.



¡Sol, oh sol, oh sol mío!
Necesito tu cálida vibración.
Tengo enferma la luz de la palabra;
de mí sale brumosa,
y yo la quiero diáfana.




jueves, 19 de abril de 2012

El gran viaje.


Nuestro gran tormento en la vida proviene de que estamos solos y todos nuestros actos y esfuerzos tienden a huir de esa soledad. Guy de Maupassant 


 Les voyages en train.




miércoles, 11 de abril de 2012

Grecia, doce puntos.


Si hay un país donde me gustaría perderme... ese es Grecia. Así me lo imagino, de luz y de añil. Cada vez veo más lejana la posibilidad de emborracharme con sus colores, con la cultura que emana de todas sus piedras como un torrente de sabiduría y emoción; la cuna de la civilización occidental, de los juegos O-limpios, de los cipreses, del dórico jónico y corintio, del Partenón, de Fidias y Praxiteles, el Greco, Homero, Safo, Platón, Aristóteles, Constantino Cavafis, Giorgos Seferis... De Irene Papas y Zorba el Griego...  Y me permito incluir a María porque sin la procedencia griega de sus padres nunca hubiese existido la gran Callas. Que me perdonen todos los que me dejo en el tintero pero es que ¡habría tanto que nombrar!...

Al país heleno le doy la máxima puntuación por su lucha en contra de esta cosa del eurodesastre. Su resistencia por conservar la dignidad de un pueblo es tan ejemplarmente activa que yo los animaría a que le hagan un griego al fantasma que nos está haciendo la vida imposible, ellos que pueden acuñar como nadie esta expresión tan ¿peyorativa?. 

Amada Grecia, hay algo que no nos podrán robar: a ti el color, y a mi las ganas.


jueves, 5 de abril de 2012

Christo y Jeanne-Claude.



Christo Valdimiroff Javacheff nació el 13 de junio de 1935 en Gabrovo, Bulgaria. Sorprendentemente, el mismo día del mismo año nacía en Casablanca (Marruecos) Jeanne-Claude .

La madre de Christo fue secretaria general de la Sofia Academy of Fine Arts hasta 1931. Gracias a ella, se familiarizó con la literatura y el arte rusos, y conoció los gigantescos decorados construidos en la Unión Soviética entre 1918 y 1921 para conmemorar el aniversario de la Revolución de octubre. En aquel momento, en Sofía, era frecuente que los estudios de cine solicitaran la cooperación de los artistas, encargándoles la localización de exteriores o el diseño de decorados. Siendo estudiante en la Academia de Artes solía dedicar los fines de semana a trabajar con otros alumnos en embellecer los paisajes que recorría el Orient Express a su paso por Bulgaria, con el fin de impresionar a los viajeros de países capitalistas. Acudían a cooperativas agrícolas, donde asesoraban a los campesinos sobre cómo exhibir sus tractores y otras maquinarias del modo más favorecedor. También les enseñaban a cubrir los montones de heno con lonas para mejorar el paisaje rural.

En 1956 Christo, junto a otras dieciocho personas, sobornaron a un guardia de la frontera Checa para poder viajar en tren hasta Viena. Sin dinero y sin hablar el idioma, Christo se dirigió a la única dirección que tenía en la ciudad, la de un amigo de su padre. Al día siguiente, el joven búlgaro se apuntó a la Academy of Fine Arts donde sólo se quedó un semestre. Se trasladó a Ginebra, donde se ganó la vida pintando retratos de jóvenes y niños de la alta sociedad, y desde allí se fue a París. En 1958 llegó a la capital francesa donde pintaba retratos que firmaba como Javacheff. Su trabajo impresionó a un peluquero que le recomendó a la mujer del General Guillebon. La hija de este militar, Jeanne-Claude, conoció a Christo cuando éste fue a su casa para pintar un retrato de su madre y rápidamente se enamoró del joven refugiado búlgaro. En poco tiempo, se fueron a vivir juntos y después se casaron.

En París, Christo dio dos pasos muy importantes que cambiaron su vida de artista. El primero consistió en deshacerse de su apellido eslavo Javacheff, y a partir del día que tomó esta decisión sólo utilizó su nombre, Christo, para firmar sus obras, el nombre por el que es conocido hoy en todo el mundo. El segundo cambio tiene que ver directamente con la esencia de su trabajo ya que se produjo cuando empezó a utilizar tela. Christo envolvía botes, botellas, sillas y hasta un coche, cualquier objeto cotidiano que pudiera encontrar sin que tuviera que ser particularmente bello o interesante. Envolvía los objetos que escogía con Iona y los ataba con cordel, cuerda o bramante.

La ambición artística de Christo se fue extendiendo a proyectos de mayores dimensiones. En 1961 hizo su primer estudio para envolver un edificio público, realizado con collages fotográficos e informes escritos. El año 1964 marcó un nuevo comienzo en la vida de Christo, Jeanne-Claude y su hijo de cuatro años Cyril, cuando decidieron trasladarse a la capital mundial del arte: Nueva York. Su primera residencia fue el Hotel Chelsea, donde solían alojarse artistas, escritores y compositores. Pero pronto se instalaron en un loft en el centro de la ciudad. Así comenzaba la etapa de sus grandes proyectos que les llevarían a obtener el reconocimiento internacional. Desde 1994, el artista firma todas sus obras como "Christo y Jeanne-Claude", según ellos, el nombre adecuado para un proceso artístico que los involucra a ambos.

La información es de aquí.

Nota: La foto no es ninguna maravilla pero sirve para ilustrar y presentar a este peculiar y gran Artista. 
Las palabras en color te llevan a sus obras.