- No, gracias, no estoy interesado en comprar nada -se disculpó Gastón observando a la mujer al otro lado de la puerta. Pequeña, delgada, con una elegante bolsa de papel de Purificación G. en la mano derecha, bolso de piel colgando del hombro izquierdo, maquillada, interesante, ...
- Soy la fontanera.
-Ah, disculpa. Pasa.
La llevó por el pasillo hasta el salón.
- ¿Puedo dejar el abrigo y el bolso aquí? -preguntó ella señalando el sofá.
- Sí claro, ¿cómo no?.
- ¿Dónde está el enfermo? -indagó Remedios recogiéndose el pelo en un moño rápido.
- El plato de la ducha no desagua. Y el lavabo gotea por la pared...
- Pues vamos a ver lo que se puede hacer por ellos.
- Pensé en poner algún producto con sosa -intentó justificar el ingeniero camino del cuarto de baño, pero como el trozo de tubería que se ve es de plástico, y la sosa coge gran temperatura... Además no me gustan los productos químicos.
- No te preocupes -intentó tranquilizarlo mientras pensaba ¡un ecologista!. Tengo lo que necesitas. ¿Te importaría calentar un poco de agua?
- ¿Templada o cal... ?
- Mejor bien caliente, en ebullición es más efectivo.
Mientras Gastón calentaba un cazo de agua en la cocina, Remedios se afanó con la gotera del lavabo. Separó el embellecedor de la pared, tiró suavemente de la tubería hacia ella, la limpió y volvió a situarla donde estaba. Sacó de la lujosa bolsa un tubo de silicona y procedió a sellar el contorno de la tubería en su unión con la pared.
- Aquí tienes el agua.
- Déjala en el suelo, cerca de mi. Vamos a jugar a chamanes.
Gastón se apoyó en el faldón de la puerta, con esa manía de observador, sin parar de hablar mientras Remedios vertía en el desagüe de la ducha medio vaso de bicarbonato e inmediatamente después añadía otro de vinagre. La reacción fue instantánea. Con un eructo impresionante la boca del desagüe regurgitó un efervescente líquido pardo que se esparció por los aledaños del agujero.
- Y ahora ¿qué? -gimió preocupado dando un respingo con los ojos desorbitados.
- Cuando baje el espumoso, tiraré encima el agua para que vomite hasta las uvas del año pasado.
El agua reanimó ligeramente la combustión y acto seguido desapareció por el sumidero. Remedios abrió el grifo de la ducha para comprobar la eficacia de la pócima y el agua limpia resbaló hacia su destino sin oponer resistencia.
- ¡Qué curioso! -exclamó Gastón, sabía que el vinagre tiene un poder antical, pero ignoraba lo del bicarbonato.
- Te recomiendo que pongas una rejilla para evitar que se cuele algo más que las burbujas del gel. Repite la operación periódicamente y no sufrirás otra indigestión, además va bien para eliminar los malos olores.
- ¿Y el goteo del lavabo?
- He sellado la holgura con silicona. Intenta no utilizarlo en unas horas y vuelve a poner el embellecedor en su sitio: sólo tienes que deslizarlo, girándolo con mimo sobre la tubería, hasta la pared.
Remedios desapareció en el ascensor y Gastón se quedó pensando... en la caja de las herramientas.
Llamaría al electricista. No le gustaba nada el parpadeo de uno de los halógenos de la habitación.