miércoles, 21 de septiembre de 2011

Enredo.


Así anda mi cabeza últimamente: ligeramente escorada, desenredando nudos y atando cabos, intentando poner un poco de orden en este magnífico tinglado de sentimientos, emociones y pensamientos; entre adioses y olas. En fin, todo se navegará para recuperar color afrontando nuevos retos.


jueves, 15 de septiembre de 2011

jueves, 8 de septiembre de 2011

El azar es caprichoso.



HOLA, no sé cómo decirte ésto...  En toda mi existencia, he cambiado mil veces de país de comunidad de ciudad de barrio de calle de plantilla. Mi desarraigo es tal que la maleta optó por instalarse en el recibidor, y la lágrima eligió la frontera del abismo para dejarse caer sin demasiado esfuerzo, porque lejos de haberme acostumbrado a tanto trajín, siempre me acompaña la nostalgia como una segunda piel de la que nunca consigo desprenderme  del todo pues allá donde voy, al cabo de un tiempo, encuentro fragancias por descubrir, sonrisas y guiños a los que sumarme y de los que, tarde o temprano, acabo despidiéndome sin querer, pero es la tónica.
No es una decisión premeditada ni madurada ni deseada, de hecho, si lo pienso demasiado soy incapaz de dar un paso, como se suele decir ; vuelo por inercia, sin rumbo ni meta, sin ton ni son. A veces me dejo guiar por detalles aparentemente sin sentido pero que despiertan en mí un deseo de huída hacia el desierto... Como en esta ocasión. Encontrar este jeroglífico tan luminoso fue el detonante de la siguiente reflexión: "Es el momento de partir. Me dejo muchos pensamientos en el teclado pero así es la vida: el fin llega (casi siempre) cuando uno menos se lo espera y está plenamente convencido de que aún le queda todo por hacer y mucho que sentir ¡porque mira que hay mentiras que valen la pena!... Lo malo (malísimo) es que me quedo sin tus adictivos besos."

Sinceramente, no recuerdo cómo me estampé en el Volvo gris, metalizado, para más señas. ¿Invadió él mi camino o me crucé yo en su terreno?, para el caso da igual, el resultado es el mismo, salvo que sus ruedas siguen girando a toda pastilla y mis alas... mis alas quedaron pegadas en los faros de su indiferencia, y mi alma, que aún se encontraba en obras, he querido escayolarla por si acaso le  ha quedado una miajita para soñar escondida entre los cachos resultantes de la conmoción, porque del corazón...mejor ni hablamos. ¡Hasta siempre!... (Ni pintado diría ADiós).

Te dejo un beso, de esos que se recuerdan siempre.