miércoles, 11 de abril de 2012

Grecia, doce puntos.


Si hay un país donde me gustaría perderme... ese es Grecia. Así me lo imagino, de luz y de añil. Cada vez veo más lejana la posibilidad de emborracharme con sus colores, con la cultura que emana de todas sus piedras como un torrente de sabiduría y emoción; la cuna de la civilización occidental, de los juegos O-limpios, de los cipreses, del dórico jónico y corintio, del Partenón, de Fidias y Praxiteles, el Greco, Homero, Safo, Platón, Aristóteles, Constantino Cavafis, Giorgos Seferis... De Irene Papas y Zorba el Griego...  Y me permito incluir a María porque sin la procedencia griega de sus padres nunca hubiese existido la gran Callas. Que me perdonen todos los que me dejo en el tintero pero es que ¡habría tanto que nombrar!...

Al país heleno le doy la máxima puntuación por su lucha en contra de esta cosa del eurodesastre. Su resistencia por conservar la dignidad de un pueblo es tan ejemplarmente activa que yo los animaría a que le hagan un griego al fantasma que nos está haciendo la vida imposible, ellos que pueden acuñar como nadie esta expresión tan ¿peyorativa?. 

Amada Grecia, hay algo que no nos podrán robar: a ti el color, y a mi las ganas.


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