miércoles, 7 de noviembre de 2012

Entre dos aguas.

Passiflora caerulea

Inducida por un día lluvioso, Flora decidió cambiar la sutil frescura de agua de rocío por el tono más subido de la fragancia de té verde. Se vaporizó los pétalos y allá se marchó, expandiendo su nuevo perfume, deslizándose sobre los adoquines. ¿Se estaría desinhibiendo?, ¿resultaría demasiado empalagosa?, ¿hasta qué punto influiría semejante infidelidad?. Curiosamente, lejos de sentir remordimiento, apreció una suerte de liberación, como quien echa una cana al aire sin tener que rendir cuentas a nadie más que a sí mismo. ¡Qué caray, las flores no se hacen preguntas metafísicas!.


No hay comentarios: