sábado, 7 de julio de 2012

Horroróscopo.



Sin nada mejor que hacer, me he puesto a divagar sobre la influencia de los elementos. De la tabla periódica no, de los otros. De esos que habría que echarle de comer aparte tampoco sino de los TAFA, esto es, en los que se divide el zodíaco, y que dependiendo del mes en que hemos aparecido por este mundo, supuestamente, ejercen su particular poder sobre nuestra endeble voluntad. Siguiendo esta línea de pensamiento profundo, se me ocurre que... los  pertenecientes al elemento Tierra son seres  compactos, poco dados a la flexibilidad, y cuando esto ocurre, es probable que sea  debido al tenaz influjo ajeno. Los de Agua serían escurridizos al tiempo que les sobra capacidad para provocar una inundación a nada que olvides cerrar un poro, o tengas un rasguño en la piel. Los de Fuego lo mismo te calientan un poquito que un mucho, o un demasiado y acabes convertido en cenizas. Y qué decir de los de Aire, su dominio es indiscutible, consuelan con suaves brisas, sí, pero cuando se enfurecen arrasan todo lo que pillan. Mirando el lado positivo de todos ellos... ¡pues ya se sabe!... todos somos divinos, claro, claro.



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