jueves, 26 de marzo de 2015

Saudade.


Saudade é nossa alma
dizendo  para onde quer voltar .
(Rubem Alves)




Un ruido grande y seco  me levantó de la silla donde tranquilamente tomaba el cafe de la mañana. Después de buscar su procedencia mirando hacia todos los puntos cardinales posibles, comprobé que el techo de la terraza estaba abombado en la parte izquierda, sobre mi cabeza. La vecina está en apuros, sospeché. A veces la sentía reprimir sus sollozos y la imaginaba como una Penélope mirando el mar, esperando el regreso de un barco a sabiendas naufragado. Subí las escaleras sin pisar los escalones, presintiendo una barbaridad fruto de su interminable melancolía. Llamé a la puerta, varias veces. Apareció con la mirada anclada a una vela inexistente. Tenía el ojo izquierdo lastimado, inflamado y ensangrentado. Con la confianza que nos unía, me invitó a entrar. La casa olía a desdén, a cajones  reventados de recuerdos; entre depresión y depresión me confesaba que no tenía hogar. Ya en la terraza,  señalando el suelo con media mirada, asistí al espectáculo más increible de mi vida: un lagrimón del tamaño de diez años yacía como un meteorito gelatinoso en el lugar del impacto. Abracé el alma de Soledad con ternura y aliviada pensé ¡Al fin has abortado una parte de tu congoja!. El tiempo no cura las heridas, dijo desolada contestando a mis pensamientos. Sólo las remienda, añadió al cabo de unos segundos, estirando los labios en amarga sonrisa. Y una vez más aprisionó el llanto detrás de los párpados. Y comprendí el sentido de las enormes bolsas debajo de sus ojos. 


5 comentarios:

alfonso dijo...


Te diría que es de lo mejorcito que has escrito.
Te diría que ese lagrimón del tamaño de diez años es una figura poética deliciosa.
Y lo completaría con esa foto, fruto de ese enorme lagrimón... que no podía caber solo en las bolsas de los ojos (creo que el alma tiene más capacidad)

VLVRTSdCLRS

· LMA · & · CR ·

Sergio dijo...

El tiempo nos remienda, nos cura, nos vuelve a herir. Las lágrimas en los ojos de tu personaje y fuera la alivian o no pero también le dejan rastro en el rostro(vaya, una aliteración involuntaria). Todo ese relato lleno de amargura se redime por lo bien expresado que está. Si a tu personaje le alivian las lágrimas del dolor a mí me salva de ese mismo daño la poesía. Que nadie diga que no tenemos nuestros alivios para no pasarnos a palo seco la vida. Saludos.

Ginebra dijo...

Estoy de acuerdo con S, en general, todos y todas tenemos nuestros bálsamos o nuestros refugios. Esa "Penélope que mira al mar", además de las lágrimas, debe tener alguno más que aún no ha descubierto...
Besos

Piruja dijo...

Hola volvo, triste y muy real la vida del personaje que nos describes, ojala algún día desaparezca esa lacra que se cree dueño de lo que tiene a su lado y por eso se cree con derecho a maltratar y destrozar a esas personas, muchas "vecinas" existen en nuestro entorno, ojala abran los ojos y dejen de llorar dejando atrás tanta amargura en sus vidas.
Aun esta muy reciente lo que paso en mi familia y...

Besos.

Sergio DS dijo...

El relato es para llorar, no de amargura sino por intenso e inmenso, bello y poético.

Me descubro.