martes, 24 de enero de 2012

El lugar de las emociones perdidas.




Como tantas veces había hecho de niño, vio llegar el tren con infinito asombro. La gente bajó y subió, se demoró en el andén, y el Mudo llenó sus ojos de sonrisas, abrazos, de zapatos y maletas. Se enganchó a un reencuentro, a un paraguas, un recado escueto y un beso apresurado. Sostuvo sobre el acalorado bullicio la misma emoción de entonces. Al momento el silbato, el pitido, y un adiós boquiabierto como de no entender nada. Tras el último vagón lo sacudió un golpe de aire vacío, la vía quedó muerta y nada más existió hasta el próximo tren.
Autor del texto: Jorge Garcés Garrido, ganador de Relatos en cadena  (3/11/2011).

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