domingo, 14 de octubre de 2012

Remedios.


La sonrisa vertical fue un premio creado en 1977 por la editorial Tusquets para una colección de narrativa erótica que lleva el mismo nombre.
Hasta el año 2004,  el jurado del concurso estaba presidido por Luis García Berlanga, y el premio consistía en una escultura más un importe en metálico como anticipo de derechos de autor. Parece ser que ese año, la editorial decidió suspender el concurso de forma temporal, alegando la poca calidad de las obras presentadas. De hecho, el premio resultó desierto en 2002 y 2004, cosa que no había sucedido de manera tan consecutiva desde su creación (una fue en 1983 y la segunda en 1994).

Aprovechando que los ánimos por ahí afuera están que arden, reivindico el retorno de lo que debería ser parte del pan nuestro de cada día; atrapo al vuelo una llamita para darme el placer de desempolvar estas joyas de la literatura sensual, vitamina necesaria para la mente, indispensable alimento para el cuerpo sin necesidad de ampollas de filosofías ni de oración. Empezaré consumiendo El pecador impecable, de Manuel Hidalgo, que no fue un libro ganador, pero su historia ingeniosa y divertida, fuera de lo convencional, despertó vivamente mi interés en su día.

Abro el libro. En la primera página en blanco, una dedicatoria aún legible después de veinte años reza así: "Para Remedios, porque su vestido de pecadora sólo es un disfraz, pero un disfraz impecable"...


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