
Cuando no podamos evitar
entrar en el torbellino
de otras vidas;
que nos mengua
y atormenta
la oscuridad y
el dolor:
cerremos los ojos
y giremos con él
sin olvidar antes
encender nuestro sol particular
que nos ayude a no c
a
e
r
en cualquier sitio
cuando la tormenta pase.
Pues
nuestro corazón
(alternativamente)
teje humo y cintas de colores
8 comentarios:
Una foto preciosa que va a quedar muy bien para el fondo de mi escritorio.
Quién diría que ese mar que se ve tan tranquilo puede ser al mismo tiempo el más fiero, ese día no, pero tal vez al siguiente, porque ese cielo empedrado avisa que tras la calma viene la tempestad.
Qué grato encontrarte aquí Manolo.
Ese día (ese mar bravo que a veces sale en las noticias porque se ha tragado a alguien) estaba atípicamente tranquilo. Esperamos para ver el atardecer y este nos recompensó con este espectáculo.
Es de esos momentos que se nos quedan grabados en la retina y el corazón y nos ayudan a seguir adelante.
Un beso paisano!
No veo dirección de correo...
y no contesto en el blog...
luego...
_____________
_____________
Sigo si ver una dirección de correo en tu blog...
y no contesto en los blogs...
luego...
_____________
_____________
El dolor ajeno duele y (para mí el de determinadas personas) mucho más que el propio.
Perdí las cintas de colores hace tantos años...buscando ese horizonte para otros, que ahora ando perdida en un humo negro del que a veces me da miedo salir.
Te dejo un beso Volvo.
Anne, has caído en la tentación de ver cómo empecé este viaje...lo inicié en una nube negra, negra como el carbón, si has seguido leyendo un poco más te habrás dado cuenta. Las cintas de colores no se pierden fácilmente, se van recuperando a base de mucho trabajo personal, encontrando una pequeña pasión (en mi caso la fotografía) y, además, permitir que el humo se vaya disipando; los colores retoman poco a poco su posición y aunque el humo reaparezca de cuando en cuando no hay que permitir que se establezca. La vida es demasiado breve, no hay que permitir que el miedo nos la abrevie más. Un beso fuerte.
Buen final le das a tu inspiración.
Muchas gracias, David, aunque, en realidad , no ha sido un final si no una interrupción involuntaria que no puedo confesar.
Añoro mucho este rincón y también a sus gentes.
Es muy grato que, después de tanto tiempo, alguien pase y deje constancia de su visita.
Te dejo un beso, David.
Publicar un comentario