viernes, 6 de febrero de 2009

Venecia me hablaba de tí...

Uno de tantos canales...con posado-Venecia
Tienda de máscaras y recuerdos-Venecia


Parada de taxis-Venecia

Tener delante de los ojos los billetes de avión para conocer Venecia me produjo dos sensaciones bien contrapuestas: el pánico a volar y el placer por conocer la majestuosa ciudad.

El vuelo hasta Milán transcurrió sin “sorpresas” indeseadas, incluso, me atreví a mirar tímida y rápidamente las imponentes y blancas cumbres de los Alpes que aparecían por debajo de las nubes de algodón.
El guía, que nos esperaba en el aeropuerto, nos hizo saber que cruzaríamos rápido la ciudad…pués teníamos el tiempo justo para tomar el tren que nos llevaría a la ciudad de los canales.

La estación Central me pareció enorme, quizás porque aún me encontraba bajo los efectos de la presión del vuelo sumado a la emoción…pronto me tendría que poner las pilas porque llegando al interior anunciaban por megafonía la inminente partida del tren hacia Venecia en el andén número 2. Corrimos como dos colegiales que llegan tarde a clase y cuando poníamos el pie en la escalerilla…la megafonía anunciaba que el tren con dirección Venecia estaba en el andén número 5. Hasta 3 veces nos tocó correr por los andenes buscando el tren que nos llevaría hasta nuestro soñado destino.
Cuando encontramos nuestro compartimento, dejamos el equipaje en el “altillo” y nos sentamos riéndonos con el aliento entrecortado…parecía que acabásemos de entrar en un relato de Agatha Christie…el interior estaba revestido de madera, con espejos en los laterales donde uno podía verse la cara de felicidad del momento o atusarse el pelo.
Al pasar por Verona, no pude evitar ver a lo lejos, en algún cajón de mi memoria, a Romeo y Julieta jugando a encontrarse, desafiando a los Montesco y los Capuleto.

Casi sin darnos cuenta, la marcha se ralentizó sobre un largo brazo de tierra porque mirando por la ventanilla sólo se veía agua y, a lo lejos, la silueta del país de "la bota" que dejábamos atrás. El tren se paró con suavidad y pude leer en un cartel :“Estazione di Venezia Santa Lucia”.

Entramos en la ciudad y en mi cuerpo se desencadenaron unos síntomas desconocidos hasta entonces. Se me había puesto un nudo en la garganta y mis ojos se humedecieron como las paredes del Gran Canal. Aquella mañana gélida de febrero yo padecía, sin saberlo, el síndrome de Stendhal.


11 comentarios:

Ramón de Mielina dijo...

Qué tal huele??

Jordicine dijo...

Sana envidia. Estuve hace mil años! Bonitas fotos.

Vitalnn dijo...

Has conseguido emocionarme narrando tus sensaciones...

Me alegro mucho de que hayas padecido ese sindrome.

Un besazo!!!

alfonso dijo...

Claro que comento...

Pues sí. La estacion central es todo un mundo...

Y es cierto. Entrar en Venecia provoca tal cúmulo de sensaciones que no acabas de creer que estuvieran dentro de ti. Y vuelves a tener razón, el Síndrome de Sthendal se produce en muy pocas ciudades. Venecia es una de esas afortunadas.

Te dejo un beso
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CristalRasgado & LaMiradaAusente
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el rey del regaliz dijo...

Venecia, Verona, Florencia, Roma....recuerdo mi viaje a Italia hace ya una decada, todo un mes que disfrute a todos los niveles, y si, Venecia tiene ese algo mágico y especial

el rey del regaliz dijo...

Ah¡¡ por cierto, el problema no es el fin de semana gastronomico...el problema es que esa es la dieta de mi comarca y lo comemos a diario,jaja
Visitala algún dia si puedes y disfrutaras comiendo aunque creo que la proxima feria gastronomica es en Octubre, un beso

VolVoreta dijo...

Ramón,
...en febrero, huele a fresco y limpio. (dicen que, en vernao, mejor no ir porque se llena de mosquitos)
Un beso.

Jordi,
...yo...hace mil quinientos...necesitaba salir de aquí y qué mejor que recordar los Carnavales de Venecia. He elegido fotos que, habitualmente, no salen.
Un beso.

Vitalnn,
...imagínate como me he puesto yo! blanda, blandita.
Un besazo.

Ñoco,
...algún día, cuando llegue a Florencia o a cualquier punto de Grecia, me estará esperando el mismo síndrome. Lo sé de antemano.
Un beso.

Rey,
un mes? qué suerte. Ya quisiera yo...
Hay que ver cómo os cuidáis por ahí. Ojo con el colesterol
Un beso.

El redactor dijo...

Que bonito Venecia. Me habian hablado tan mal del olor de canales y suciedad que luego me encantó.

La estación es un poco caótica, yo perdí el último tren nocturno para dormir en un pueblo cercano y me sacó un taxista de barca hasta la carretera, sin cobrarme nada. Buena gente los Italianos, nos aprecian.

Anónimo dijo...

Yo estuve en Venecia en los Carnavales del año pasado, es algo mágico. Si pones Venecia en el buscador de mi blog, encontrarás algo que te gustará... supongo!! jejeje. Qué familiar se me hace todo eso, la estación central de Milán, Verona, la ciudad de paso en la que he estado tantas veces... ay, qué recuerdooos!! jajaja un besito!!

VolVoreta dijo...

Redactor,
Te doy la bienvenida.
Yo fuí en Carnavales porque quería Ver con mis propios ojos el conjunto de la ciudad con los disfraces...
ya me habían comentado del problema del olor y los mosquitos en época de verano.
La estación Central de mi "relato" es la de Milán...
Se enrolló bien "tu" italiano.
Un beso.

Sarinha,
...me he pasado por "tu" Venecia y claro que me ha encantado.
Ya veo que tus recuerdos también fueron intensos. je,je
Besotes.

pau dijo...

Una de las ciudades mas bonitas del mundo, sin duda. Besos.