domingo, 3 de junio de 2012

Redes y Círculos.




Hace unos días cumplí cuatro años en la red. (No te molestes en comprobar la fecha porque te llevará a una conclusión errónea, pues cuando no estoy inmersa en obras calatravianas cambio directamente la  URL, por lo tanto lo que podría ser no lo parece, o no parecer lo que es). Voy a omitir la razón verdadera de mi existencia en este escenario, sólo diré que es por motivos puramente creativos. A lo que iba… Me ha llevado dos horas escribir hasta aquí. Entre frase y metáfora me ha dado tiempo para: desayunar, ducharme, hacer la cama, la pedimanicura, cagarme (no tiene sinónimo) en la AEAT por enviarme un mensaje, a las 9 am de un sábado que podía dormir, recordándome que estamos citados el martes, ¡cómo olvidarlo!, por mucho que hubiese preferido quedar contigo... Esta pequeña relación es una nimiedad comparada con la mayoría de los días que con tanto ir y venir, a veces, me siento bilocada y, a consecuencia de ello, hay ratos en los que mi ausencia es total. No creas que me he ido del tema; es un  caos  que sólo entiendo yo. Por eso me gustas doblemente; tu compañía me inyecta dosis extra de energía, como el café. Gracias a ti, entre notas sonando en la agenda del móvil y otras obligaciones ineludibles, aún conservo la capacidad de soñar con comer manzanas, cuento los incontables besos que guardo en la reserva, viajo a rincones que tengo pendientes, incluso he redescubierto el entorno, y acepto de mejor grado la/mi realidad. Sin embargo...

Me han llegado invitaciones
 para formar parte de Google+. Si no he aceptado no ha sido, en absoluto, por descortesía. Necesito aclarar que no formo parte de ningún tipo de grupo (salvo éste). Las redes sociales me parecen un sistema creado con fines inocentes pero con la posibilidad de aplicaciones muy dudosas, en las que no quiero caer, a saber: desconozco su manejo y su utilidad real, no dispongo de tiempo para dedicarle y, aunque me sobrase, repruebo cualquier tipo de control. Dicho lo cual, y visto que últimamente insisten en pedirme el número de teléfono para acceder a mi cuenta, no me extrañaría que, en breve, acabe siendo condición sine qua non para poder seguir publicando. Si esto ocurre, que no cuenten conmigo; me gusta ir por libre, mientras pueda escabullirme de la meteorología y, con mayor placer, de la autoridad.


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